#ElPerúQueQueremos

Alan Cumming, actor y activista lgtb que interpreta al spin doctor que el movimiento lgtb necesita

Y después de la marcha ¿Qué?

Los pasos políticos a seguir para hacer de la unión civil una realidad

¿Acaso a un católico se le puede “desbautizar” por descubrir que es gay? ¿Acaso a un católico se le podría negar la extrema unción si confiesa en su lecho de muerte que es gay?

Publicado: 2014-04-12

Hoy se concertará una gran cantidad de heterosexuales y homosexuales en la marcha por la unión civil. Es un hecho que marcará precedente, porque nos demostrará que un país cucufato y doble cara como el Perú todavía tiene reservas morales en sus jóvenes y vilipendiados ciudadanos.

Y mañana (si no lo hacen en la noche porque estarán durmiendo) saldrán los de siempre: cavernarios de saco y corbata (o sotana) a desprestigiar la marcha. Dirán que sólo fueron unos cuantos, que a las 5 pm ya no había nadie y seguramente que los pro gays son los nuevos anticonga.

Pero no. La marcha establecerá un certero “Oye aquí estoy” para nuestras autoridades. Desde los congresistas que (esperemos) están debatiendo la ley hasta los prelados en su púlpito, todos habrán abiertos los ojos. No los aceptarán, pero sabrán que están allí.

Pero, y luego, ¿qué? La lucha no queda aquí y debe continuar. ¿Qué pasos siguen para el movimiento LGTB y, debemos decirlo, para los heterosexuales que quieren que se reconozca los derechos de sus hermanos?

1.- “Desreligionizar” el tema: este tema se ha “religionalizado” demasiado ¿Cómo? Pues teniendo al segundo político más oscuro del país enarbolando la bandera anti gay: el Cardenal Juan Luis Cipriani. El Cardenal, ejerciendo con todo su derecho su libertad de pensamiento, ha defenestrado esta unión. Pero su discurso ha pretendido disfrazar su derecho de libre expresión en un derecho de libertad de credo. Se han confundido las cosas. Hasta el Papa hoy en día abre la puerta a las uniones del mismo sexo.

Este tema no es “católicos versus pecadores”. Ambos tienen sexo, ambos tienen pensamientos “inmorales” (si hay algo que puede definirse como moral o inmoral), ambos traicionan a sus amigos y ambos han mentido en su escalada a la supuesta victoria. Y así lo hacen los heterosexuales; y así lo hacen los homosexuales. Es un tema de reconocimiento de derechos de personas que somos iguales. ¿Acaso a un católico se le puede “desbautizar” por descubrir que es gay? ¿Acaso a un católico se le podría negar la extrema unción si confiesa en su lecho de muerte que es gay? La sobrerreligionalización es caer en el juego del sector más cuadrado de la Iglesia.

2.- Lograr el apoyo de los liberales. Hoy sábado 12 y el sábado pasado uno de los mayores exponentes del liberalismo de este país, Alfredo Bullard, ha publicado en El Comercio (diario que no es ni open minded ni mucho menos liberal) sendas columnas argumentando a favor de la unión civil, e incluso comparando a Hitler con Cipriani (comparación opacada por la de García y Fujimori con Abimael hecha por Cotler el mismo sábado pasado). Opiniones similares han expuesto otros exponentes del liberalismo como MVLL, Enrique Ghersi y Hernando de Soto. Es cierto, el Perú no es liberal (no sea comunista pero nunca liberal, en todo caso es pragmático derechón) y esta clase política liberal nunca ganará una elección (no porque no puedan, sino porque no se atreven), pero el movimiento LGTB debe saber que tienen en ellos unos grandes aliados. Porque no negarán que políticamente es distinto ver debatir, con la articulación del lenguaje y la facilidad de argumentos que tienen, a un MVLL o un Bullard. Ellos son los aliados políticos y académicos que necesitan. Y si no, el siguiente punto.

3.- La alianza del mal. Y así como decíamos que el segundo político más oscuro del país está en contra de la unión civil, sorprendentemente el primer político más oscuro del país sí la apoya. En sendas ocasiones, Alan García ha manifestado estar a favor de la unión civil. Incluso un político cumbre (dolió escribir esa palabra) del Fujimorismo como el buen Kenji Fujimori se ha mostrado a favor. Estrechez de mente (y corazón) de lado, estos dos políticos han dicho que apoyan la cuasa. ¿son malos? Si ¿son corruptos? Tal vez ¿son incompetentes? Probablemente sí. Son lo que son, y también tienen el respaldo de al menos 40% de la población. Entonces, si nos han usado ellos por años ¿Por qué no usarlos a ellos? Hay que hacer que salgan al frente y manifiesten contundentemente su apoyo a esta causa. Allí hay dos opciones; o se acobardan y retroceden (esperable en todo político, y quedarían una vez más como tradicionales de gabinete), o inexplicablemente son consecuentes con su causa y apoya. Si bien son figuras que a veces restan, en una lucha política como esta, porque, my dear friend, esta ES una lucha política, necesitamos titanes (del mal) como estos. Y esto nos lleva al siguiente punto.

4. Movimiento LGTB, saca a un líder político de peso de una buena vez. Ollanta no era el Obama peruano, pero al menos saquemos una décima parte de un Harvey Milk en un peruano o peruana. El movimiento LGTB necesita YA no uno, sino varios líderes políticos. Carlos Bruce ha cogido el estandarte y sale al frente. Y lo hace Vargas Llosa, y lo hacen otros. Pero, ¿Cuántos de estos personajes son homosexuales? Probablemente algunos, pero ninguno ha reconocido su condición como tal públicamente. Así que estamos nuevamente en un escenario donde los que luchan por los derechos de una minoría no pertenecen a una minoría. Caemos en el dilema del “White man abolió la esclavitud” o la del hombre que le da el voto a la mujeres. NO. Es hora que le movimiento LGTB saque sus mejores cuadros políticos. Porque los tiene. Si no, ¿Qué hacen tantas personas en esta marcha? ¿Cómo un debate como este ha llegado a la televisión y radio en un país estúpidamente chauvinista y arcaicamente obtuso como el Perú? Acá hay chamba, es hora de sacar esa chamba a la luz. La política requiere unas cuantas cualidades: planear como águila, cazar como leona, reptar como serpiente, morder como cocodrilo, mimetizarse como la iguana y esperar como el elefante. Y los líderes nuestros líderes, de esta causa tan nobel necesitan de una puta vez coger la lanza. Decirle a Bruce, “Carlos, gracias, pero esta es nuestra lucha”, y salir adelante. Son ellos los que llevarán a su gente a la vitoria. Y por eso…

5. Nuestra hora. No soy gay, y espero (si mi tesis me lo permite) ir a la marcha hoy con mi enamorada. No soy liberal como Bullard o Vargas Llosa, pero creo que los derechos de todos nosotros están sobre cualquier otra cosa. No soy católico, al menos ya no lo soy, pero creo en Dios. No voy a Misa, pero hablo con Dios, a mi manera. Dios me ha dado mente y libertad para decidir qué hago y cómo. Lo que sucede en el cuarto y en la cama de cada uno debe ser sólo problema de cada uno. Pero distinto es cuando la sociedad trata de suprimir y reprimir los derechos de seres humanos. Peruanos como nosotros. Hijos como los nuestros, padres como los nuestros, amigos como los nuestros. Por ello es que la lucha de ellos es la lucha de nosotros. Somos lo mismo. Una de las obras de ficción más maravillosas que he tenido la oportunidad de ver sobre la lucha LGTB es la obra de teatro “Un Corazón Normal”. Montada el año pasado en la Plaza, la obra trata sobre la lucha de un grupo de activistas gay por alertar a la sociedad sobre los riesgos del naciente sida. El título de la obra es suficiente para graficar lo que trato de decir: un corazón normal. Los homosexuales aman como nosotros, sienten como nosotros, besan como nosotros, cogen como nosotros. Somos nosotros. Y a veces los heterosexuales hemos sido tan insignificantes como para creer que ellos eran “ellos”, distintos a nosotros. Es hora de darnos cuenta que somos lo que somos, somos lo mismo.

La foto que ilustra este artículo es del magnífico actor escocés Alan Cumming. Cumming es bisexual y un gran promotor de los derechos LGTB en el mundo. Pero además Cumming interpreta al maravilloso Eli Gold en la monumental serie “The Good Wife”. Cumming interpreta allí a un “spin doctor”, uno de esos asesores políticos que, a veces feroces y a veces mortales, dan consejos fulminantes para lograr un objetivo: ganar. Y eso es lo que el movimiento LGTB debe darse cuenta de una vez: conseguir unos buenos spin doctors, operadores políticos, y luchar por su causa en la arena pública. No están solos. Tiene aliados, solo tienen que estirar la mano, quitarse la venda (a veces autoimpuesta) y comenzar a buscarlos. Sólo una estrategia acorazada podrá alinear las descorazonadas voluntades de muchos que queremos ver a este querido país un poquito mejor. Un poquito más igual.


Escrito por

Richard O'Diana Rocca

Bachiller en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Interesado en temas de Derechos Humanos, el cine, el teatro y la tv.


Publicado en

La Jauría Del Hortelano

En la ciudad del "sí señor" viene bien fregar un rato. Y somos varios. Porque "I'm as mad as hell, and I'm not going to take this anymore!".